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Bodega Fernando de Castilla, autenticidad e innovación
El calor no fue obstáculo para que la visita a las Bodegas Fernando de Castilla fuera toda una experiencia. Jan Pettersen, desde su conocimiento de los vinos del Marco —y probablemente desde su cultura nórdica—, lleva tiempo innovando en el mundo del Jerez. El diseño transparente de las botellas que deja ver las sugerentes y personalísimas tonalidades y brillos de nuestros vinos —también los posos que pueden quedar al final—, embotellar en rama hace ya 25 años, la apuesta clara, persistente y decidida por la calidad antes que por la cantidad, son algunas de estas aportaciones.
Ese carácter innovador lo combina Pettersen con un gusto por lo auténtico y la tradición, como valores sólidos sobre los que construir la bodega y criar los vinos. Autenticidad en la trasparencia de las botellas o en el brandy muy seco. Tradición en los finos con doble encabezamiento, a 17º, a 18º, a 19º…, “como se hacía antes”, por ejemplo con el antiguo Coquinero de Osborne. Tradición, en la forma de realizar la vendimia, en el gusto por las maderas viejas, por el albero en la bodega y su riego —un par de veces a la semana—, por los gruesos muros de piedra. A pesar del calor vimos la flor gruesa y viva. En la misma viña donde cosechan la uva tienen una bodega sobretabla, para no mover el vino cuando está frágil. Solo un año después pasa a la bodega de crianza. El cuidado y el mimo que da la calidad, desde el primer momento.
Enmarcada en una zona de alta concentración de bodegas, calle Jardinillo, en pleno barrio de Santiago, y en la zona más alta de Jerez, Fernando de Castilla es una bodega con mucha historia. En 1972, Fernando Andrada-Vanderwilde creó la marca "Fernando de Castilla", se hizo con antiguas bodegas de "Pedro Domecq" y con las soleras de brandy del "Marqués del Real Tesoro". Pero la familia Andrada-Vanderwilde ya tenía una experiencia de 200 años en la vitivinicultura. En torno al 2000 fue un buen momento para comprar bodegas, dado el desmantelamiento de la crianza de algunas de las grandes (Osborne, Domecq…). Visto desde la lejanía del tiempo, y aun teniendo en cuenta las circunstancias de aquellos años, no deja de sorprender que esa riqueza que tanto tiempo costó forjar —no se crea una solera de la noche a la mañana— se perdiese de esa forma. Hay que agradecer que algunos entusiastas emprendedores paliaran ese deterioro. Es el caso de Jan Pettersen que en 1999 adquirió y rehabilitó una bodega a José Bustamante Sanchez. Una bodega “dormida”, con vinos de calidad, con 150 años de antigüedad y que había tenido las soleras del fino La Ina. El tiempo acumulado en cada espacio bodeguero del Marco de Jerez, que dota a esta geografía del Jerez de una riqueza extraordinaria. Y Fernando de Castilla es un buen ejemplo.
La bodega tiene un tamaño atractivo. Es manejable, muy visitable, llena de encanto. A pesar de su mediano tamaño tiene una amplísima gama de productos, desde el vino blanco seco Yema, de uva Palomino, pasando por el brandy, los premiados vermuts y llegando hasta el vinagre de Jerez. Su crecimiento ha sido grande y su diversificación de productos y su internacionalización son indicadores del espíritu innovador que anima la bodega. El objetivo de la innovación es aportar valor, y eso es lo que hace Fernando de Castilla al conjunto del Marco.
Los productos se organizan en tres gamas. La Classic, con vinos arquetípicos, de calidad y precios asequibles. La gama Antique, ganadora de prestigio, de premios y a la que le abren las puertas gastronómicas los restaurantes estrellas MIchelin. Y en tercer lugar, recientemente incorporada, encontramos la familia Singular, la de más alta gama y basada en la crianza estática. Hace dos años el oloroso Singular fue galardonado como el mejor vino generoso del mundo en la International Wine Challenge (IWC).
Jan en su bienvenida al Ateneo reconoció muy sinceramente el valor de asociaciones como la nuestra. Él se declara un romántico del vino de Jerez. Eso lo dice todo, y explica en gran parte su proyecto empresarial. Ya nos acogió con una generosidad extraordinaria hace en torno a 15 años. Y lo ha vuelto a hacer ahora con la misma generosidad y afecto. Gracias Jan.
Joaquín Moreno Marchal
joaquinmorenomarchal@gmail.com
Ateneo del Vino de El Puerto de Santa María
secretaria.ateneodelvino@gmail.com
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